El Rincón es un templo para los que nos dedicamos con respeto al mundo de la canción en castellano. Así que podéis imaginar lo que impone esta pequeña cueva en la que entran 65 personas.
Allí hice el segundo bolo de Kike Calzada, y para esta ocasión quise contar con Damián Acero, un amigo multinstrumentista con el que coincidí tocando en la Chestefield hace ya unos años con
Prohibido Adelantar. Nos hemos seguido la pista, y casualmente él estuvo entre el público la primera vez que canté debajo del viaducto.
Ayer lo volvimos a hacer como la primera vez, me refiero a la camaradería, a la conexión con la gente, a mirarnos, a cantar..., así es como lo debería de sentir Enrique Urquijo, y supongo que por
eso le gustaba tanto venir a cantar aquí sus alegrías y sus penas.
Gracias por el chute de energía positiva, por la fuerza y por aplaudir más que nunca.
Nos volveremos a ver muy pronto, Madrid.