Asturias.

Este es el tercer año consecutivo que voy a Asturias, y la verdad es que el cuerpo me lo estaba pidiendo a gritos; es más, he estado pensado muy seriamente, que tal vez debiera hacerlo cada mayo de mi vida, porque lo cierto es que me sienta genial.

En 2014 estuve grabando "El hombre sin hombros", el año pasado hicimos "Coloreados", y este 2016, he podido por fin tener el gustazo de tocar de manera oficial en los garitos de un par de ciudades, delante de paisanos de verdad. 

Para empezar, Jose Salinero, mi amigo de la infancia de toda la vida, decidió a última hora sumarse al viaje y acompañarme. De nuevo, pude quedarme en uno de los lugares más bonitos que conozco: Luanco, en donde estuve en casa de mi querido Héctor Tuya. El viernes lo tuve libre, así que por fin, pude estar en Asturias sin la responsabilidad de tener que grabar, producir, o trabajar (o al menos un día); así que nos fuimos caminando hasta la Punta de la Vaca de Luanco, comimos en el muelle parrochas, queso, chirpirones, navajas, mejillones,  bebimos sidra hasta reventar, sentimos la humedad del norte astur en nuestras cabelleras, y fuimos hasta Cabo Peñas, a ver el norte y sentirnos en la inmensidad.

Además, pude contar con Héctor en mis dos actuaciones, y con su compañía en su casa, el trocito de Bailén 37 que se llevó desde las Vistillas hasta Asturias. Pasar un día a su lado, es una lección de música continua; tocar con él, es como recibir 15 clases de guitarra seguidas, y bueno, mis canciones son las que salen mejor paradas en esta relación... Sólo puedo tener palabras de agradecimiento para él, el mayor capo que yo conozco en todo éste asunto.

El jueves 26 estuve por la noche en el Toma 3 de Gijón, un sitio cercano a la playa, cuidadosamente decorado e iluminado. Se vino Josito con nosotros para echarnos una mano, así que al final resultamos ser dos Joses dando vueltas por allí, dos bolos, dos astures, y cuatro músicos. Nada podía salir mal. Allí nos trataron genial, hicimos la toma de contacto, y nos quedamos con ganas de más.

El sábado 28 en en Lord Byron de Avilés, conocí por fin a Guti, y el maravilloso templo de la cultura que tiene por allí montado, un deleite para los avilenses. Un sitio que defiende las actuaciones en directo, el teatro, la lectura, las relaciones humanas, la música y el arte en general; involucrado con su gente y con su ciudad. Cuando uno se hace tropecientos kilómetros, y se ve en medio de todo esto, tocando con un público que te espera con los brazos abiertos como si fueses uno más; es entonces cuando se crea una magia especial, en donde todos nos convertimos en uno, y aprendemos en vivo los unos de los otros. Pusimos poco volumen, las paredes de madera, el silencio, y el recogimiento del salón, hicieron que todo fluyese de una manera natural.

Espero que volvamos a vernos las caras el mayo que viene :-)

Ojalá pudiera volver todos los Mayos de mi vida a Asturias! Ha sido un placer para los sentidos, como siempre.

Una foto publicada por Kike Calzada (@kike_calzada) el