Lo de Barna han sido tres días brutales, con una de las mejores sensaciones que recordaré para siempre: un público cercano y entregado, respetuoso con las canciones, amable, dispuesto a escuchar,
amigos que se hacen cientas de kilómetros para verme actuar en directo, nuevos conocidos, viejos reencuentros, y el mar mediterráneo como telón de fondo. Qué más quieres?
Fuimos el viernes para allá en coche (unos 1.400 kilómetro de ida y vuelta), así que tuvimos tiempo de darnos un paseo alrededor de la Sagrada Familia, y dar un paseo por las Ramblas, el puerto,
y el barrio gótico, antes de empezar con las actuaciones.
El sábado en L'Astrolabi Gràcia empezó el triplete en Barcelona, aquel que me tatuaré en la memoria como el primero en el que me atreví con 3 shows en menos de 24 horas. La primera
noche en la ciudad condal fue "a pelo", y resultó ser mágica. Conseguimos crear un ambiente parecido al de la bodega de un barco pirata; y terminamos brindando al piano para no olvidar lo
afortunados que somos de tenernos los unos a los otros.
El vermut del domingo en la Gran Bodega Saltó fue completamente distinto. Ya con electricidad de por medio, y en un espacio más grande, con más altura y más madera, los tiempos pidieron ir de
otra manera. El recibimiento, las miradas de simpatía, y el calor de un público nuevo y desconocido, hambriento de canciones, hizo que hasta hiciese canciones que no estaban en el
reper.
El domingo 24, por la tarde, en el Balboa de Sabadell, su gente me tenía preparada una sorpresa para terminar a lo grande! Por allí montamos un bonito escenario con luces, conseguimos creas
un ambiente íntimo, y la gente respondió genial, recibiendo mis canciones a lo grande. El sitio estaba hasta arriba, y desde el escenario pude ver cómo las caras fueron pasando del desconcierto a
la complicidad, para terminar cantando todos juntos, como si nos conociésemos de toda la vida.
Es por eso que trataré de volver, porque sólo puedo decir "Gracias Barcelona, yo te llevo en el corazón".
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